Buades, «una cosa son las personas, otra su conducta sexual y otra sus opiniones sobre la sexualidad. A la persona hay que respetarla siempre; y respecto a ella no caben discriminaciones de ningún tipo. Las conductas sexuales, por el contrario, son respetables si no incurren en materia delictiva -como la pederastia- pero no es discriminatorio un juicio crítico sobre ellas. Respecto a las opiniones en materia de sexualidad, se aplica la libertad de pensamiento e ideológica sin más límites que los generales de estas libertades». En cambio, el lobby LGTBI pretende imponer socialmente una determinada visión de la sexualidad y blindarla institucionalmente, identificando cualquier rechazo a la ideología de género como una «discriminación» al colectivo LGTBI. Hasta aquí podíamos llegar.
Ya sé que ciertos matices y distinciones son difíciles de entender para quien ha interiorizado ser una víctima de la sociedad. El gigantesco movimiento del resentimiento que está haciendo furor en España pretende convertir ahora al colectivo LGTBI en un colectivo-víctima con derechos especiales,
http://www.elmundo.es/baleares/2016/03/12/56e3ef25268e3e1b758b45f2.html
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