El niño necesita constantemente de sus padres, y lo sabe; es fundamentalmente un ser necesitado. Así debe ser el cristiano delante de su Padre Dios: un ser que es todo necesidad. El niño vive con plenitud el presente y nada más; la enfermedad del adulto es vivir con excesiva inquietud por el «mañana», dejando vacío el «hoy», que es lo que debe vivir con toda intensidad.
No a la cristianofobia, defensa de los derechos humanos también para los cristianos. En el curso de la historia sus seguidores, los cristianos, han sido a menudo perseguidos y masacrados. Se creía que el avance de la civilización habría borrado los fenómenos de persecución religiosa. En cambio aún hoy la cristianofobia existe.
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